sábado, 4 de agosto de 2012

Día 3: Tartu - Lejasciems (Latvia) 148 km

Después de un buen descanso, esta mañana he tenido ganas de salir en bici y he tomado dirección sur oeste.
Ayer por las carreteras en las que transitaba, transcurrían por densos bosques y existían explotaciones forestales de madera. Hoy por contra, ya se dividían el protagonismo entre la explotación de madera y los campos con siembra de cereales.
El perfil de la etapa seguí siendo llana, aunque ya he encontrado algún pequeño repecho con señalización del 5 % de pendiente.
Pedaleando, pedaleando, me encontrado con la sorpresa de entrar ya en Letonia.
Cambio de país y empiezan las aventuras de Google maps...
Unos primeros quilómetros de carretera asfaltada y giro a la izquierda y empieza la aventura off-road...
Quilómetros y quilómetros de pista, diría que los últimos 40 km han estado por pistas como la que muestro en la foto.
Lo bonito, que el GPS muestra carretera, pero aquí las carreteras secundarias no están asfaltadas.
El paisaje que estoy viendo parece también igual al que te puedes encontrar en cualquier país tropical.
Lo digo, porque esta lleno de zonas pantanosas, y espesa vegetación. Parece mentira que aquí en invierno este todo helado.
Pero aquí los inviernos deben ser de película, solo con ver el detalle de los bajantes de agua pluvial de los edificios, en el que tienen instalado un cable que debe ser una especie de resistencia electrica y evitar su congelación....
Bueno, volvamos al clima de verano. Mucha vegetación, zonas con humedales y como no, ellos también están aquí, LOS INSECTOS!!!
No hay forma de parar, me paro un rato y a los 30 segundos estoy lleno de moscas, tábanos, avispas y cualquier animal provisto de alas y con ganas de picarme.... Es tal el dolor y inflamación de estos "cabrones" que no tengo tiempo ni para buscar el insecticida Relec, que tengo en alguna de mis alforjas....
Tengo estudiado, que a una velocidad superior a 15 km/h, no me pueden seguir, pero a menor velocidad ya parezco una vaca haciendo ziga-zaga con las dos manos, para sacármelos de encima.
Llevando 148 km, he llegado a una población, llevaba ya demasiados quilómetros sin ver ningún pueblo y he decidido buscar alojamiento.
En este pueblo tampoco no hay nada, pero en una pequeña tienda han llamado a un chico y este se ha prestado a ayudarme. Afortunadamente este chico alemán, de nombre Daniel, esta en un edificio de colonias y se las ha podido apañar con la gerente para que me pueda quedar una noche. Me han instalado la cama en el final de un pasillo y aquí pasare la noche por suerte.
Daniel, de todas formas me ha dado un mapa para que no ande en emboscadas de caminos solitarios ... Gracias amigo.

1 comentario:

  1. Menys mal que hi ha gent bona pel món.
    Per sort, sempre trobes gent maca.
    Ja queda menys, ànims i segueix pedalant.
    Petons

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